El Pegaso no ha emprendido el vuelo hoy.
¿Qué será que lo demora?
¿A caso algo le molesta?
Yo no soy quién para decirte y mucho menos tú para escucharlo
Pero suspira el viento que se lo esta comiendo el más maldito pensamiento.
Que se ha tomado un veneno tan amargo y tan intenso
Tan fuerte que lo ha dejado débil
Y tan friolento que le ha dejado ardiente el sentimiento.
Una idea que fugaz se presenta y representa una eterna presencia.
Sufre, cae al suelo, agoniza, y se retuerce.
¿Cómo es posible que se horripilice la belleza?
El pobre ya no piensa y si lo hace, ¡mejor ni pensarlo!
Está bajo el efecto del más anciano de los embrujos.
Fúnebre es no el día de su muerte sino aquel de su derrota.
¿En quién creer y de quién esperar
cuando el más grande entre los grandes ha decidido renunciar?
El Pegaso no ha emprendido el vuelo hoy.
Algunos concluyen que está cansado
Otros que alguien a la Tierra lo ha dejado atado
Los sabios intuyen y lo atribuyen a una incertidumbre provocada.
Ningún mortal lo sabrá ¡y mucho menos el Pegaso!
Y no lo soy yo para contarte y jamás tú para escucharlo
Pero me ha murmurado el viento que el Pegaso;
¡Que el Pegaso está enamorado!
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